SIN GLOBALIZACIÓN SE MUERE
El médico auscultó al enfermo, le tomó la presión , contó sus pulsaciones, observó su lengua y garganta, prestó atención al tamaño de sus pupilas, controló los latidos del corazón, le preguntó qué le dolía y le ordenó un electrocardiograma, un centellograma, dos radiografías de frente y de perfil, una resonancia magnéticonuclear, más un estudio de anticuerpos. "Cuando los tenga listos, llámeme a mi teléfono celular", dijo a la consorte.
- Doctor, yo no tengo dinero para pagar tantos estudios. Soy apenas una pobre maestra. ¿ Qué hago entonces? -preguntó la hija del paciente.
- Realmente, no sé qué contestarle. Sin esos estudios no le garantizo la vida de su padre. Los necesito inevitablemente para hacer un diagnóstico y ponerlo en tratamiento.
Hay equipos norteamericanos e ingleses, drogas de Suiza y de Alemania y así otras cosas. En todo caso, vea si puede obtener ayuda financiera de alguna organización solidaria o de un gobierno.
- Pero hay millones de enfermos en el mundo y no alcanzan los recursos para curarlos a todos. ¿Cómo van a ocuparse de mi caso?
- Tiene razón, señorita, y créame que lo siento en el alma, pero sin globalización su padre se muere.
Desesperada, la joven recurrió a parientes, amigos, vecinos, iglesias, organizaciones no gubernamentales, fundaciones y filántropos, y consiguió el dinero necesario.
La intervención quirúrgica se realizó sin éxito y el paciente falleció. La hija, víctima de un ataque de desolación, se sintió autorizada a recriminar al médico su promesa globalizadora.
El facultativo, le respondió:
- Vea, señorita, como médico yo no podía violentar su derecho a la esperanza, pero la fórmula completa es:
Sin globalización se muere,
Con globalización también.
0 comentarios