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CUENTO CORTO/ CARLOS A. LOPRETE

LA CURACIÓN ORTOGRÁFICA

LA CURACIÓN ORTOGRÁFICA

     Lo que voy a referir no sucedió en ninguna antigüedad, sino en nuestros días, en que tanta sabiduría se ha acumulado por la conjunción de ciencia y tecnología. Ya no es necesario quemarse las pestañas para aprender las reglas ortográficas de las lenguas. Algunas son tan difíciles, que es mejor dedicarse al canto que aprenderlas.

     Restringiendo el tema al caso del idioma castellano o español, el novedoso método parte de la premisa de que como materia y espíritu se influyen mutuamente (el alcohol genera determinados pensamientos), lo mismo puede efectuarse con la ortografía  y ciertas sustancias bebibles y comestibles. Los niños no tendrán en lo sucesivo que torturarse en las aulas para saber si se escribe  consciente o inconsciente, el hacha o la  hacha, pues bastará con que el maestro les haga ingerir la sustancia adecuada para que instantáneamente lo haga de la manera correcta.

     Como es sabido, los mayores problemas ortográficos se presentan con la b y la v (absorver  y absorber); con la s, la c y la  z ( zinc o cinc; asedio o acedio); has o haz); con la k  y la q ( kiosco o quiosco),y más duramente con la h. La curación medicinal ortográfica ha resuelto en definitiva el problema. Aunque los fármacos para la corrección ortográfica son muchos, tres casos bastan para dar cuenta de su efectividad.

     Dado que la diferencia entre b y v es de altura, se da una media pastilla de alfalfa, otra media de eucalipto y una entera de lino, con lo cual se corrige el problema. La alfalfa debe ser de la Pampa argentina y el eucalipto de Australia, por sus más potentes efectos. El lino puede provenir indistintamente de la India o de cualquier otra región del mundo.

     El caso de la k y de la q se remedia fácilmente con partes iguales de bacalao alemán y calamar de Galicia, o en su defecto, con trucha del río Guadalquivir. 

     El más complejo caso de la medicina natural es el de la hache, debido a que es una letra que corresponde a un sonido inexistente. Sería muy extensa la explicación de la medicina pertinente, pero bastará con saber que intervienen en ella componentes vegetales y animales, a saber, la soja, la lavanda, la pasiflora, la zanahoria, los calamares, el salmón de Alaska y la aleta de tiburón del Caribe.

     Todo anduvo a la perfección hasta que un día una maestra del Altiplano peruano,    perturbada por una rencilla familiar, concurrió a clase fuera de todo control, mezcló unas pastillas unas con otras y se las dio a un alumno. El infortunado discípulo las ingirió, y cuando se le pidió que escribiera “Beso a mi hijo catamarqueño”, lo hizo así:  “Vezo a mi ijo katamarkeño,”

     Tomando en consideración estos riesgos, el Ministerio de Educación y Cultura decretó que en lo sucesivo quedaba suprimida la ortografía en el país. Para dar el ejemplo, el sello oficial de dicho organismo comenzó a estampar los documentos oficiales con la indicación “Minizterio de Hedukazión i Cultura.””         

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